Ruta 4. De camino a la capital del mudéjar

La Saraqusta andalusí recibió el nombre de Medina Albaida, la Ciudad Blanca por ser una ciudad repleta de casas con sus fachadas de yeso. Junto a Córdoba y Granada fue uno de los centros políticos, comerciales y artísticos de la historia andalusí de la Península Ibérica.

Dos de los monumentos con pasado andalusí y mudéjar de relevancia internacional: el Palacio de la Aljafería, sin duda el mejor testimonio de este esplendor que se mantuvo en época mudéjar, la Catedral de San Salvador y la Iglesia de San Pablo, llamada “la tercera catedral” y hasta lo alto de cuya torre se puede subir.

Espléndidas las torres mudéjares de Zaragoza capital, además de la de San Pablo, son de admirar las de la iglesia de Santa María de Magdalena, San Miguel de los Navarros y la de San Gil Abad.

El Castillo de Cadrete es el paso fortificado a Saraqusta. A 20 km de Saraqusta, Abderramán III construyó en 935 una fortificación en la loma de Acampo de Cabras para controlar el corredor fluvial del Huerva y asediar Zaragoza. Los restos restaurados permiten identificar tres recintos amurallados y una torre-puerta, siendo el más antiguo de la época tuyibí.

Muel donde la alfarería sigue viva. La alfarería es una tradición aragonesa viva desde milenios, influenciada especialmente por los alfareros andalusíes, quienes
introdujeron técnicas avanzadas como el vidriado y decoraciones geométricas. En Muel, el Taller Escuela creado por la Diputación de Zaragoza en 1964 sigue formando artesanos que aún evocan este legado en sus obras contemporáneas, fusionando belleza, funcionalidad y tradición.

La torre de Longares una copia del alminar de la mezquita de Zaragoza. En pleno Campo de Cariñena, en la ruta hacia Teruel, debemos parar en esta localidad a admirar la torre mudéjar de su iglesia. 

La Batalla de Cutanda viviendo la historia. Año 1120. 15.000 almorávides comandados por Ibrahim ibn Yusuf se dirigieron por el valle del río Alfambra para librar el choque definitivo con las tropas de Alfonso I en Cutanda. Los almorávides fueron derrotados y su avance frenado. La Batalla de Cutanda cada verano cobra vida gracias a una espectacular recreación histórica, declarada Fiesta de Interés Turístico.

Desde 1986 los monumentos mudéjares de Teruel están declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO lo que da idea de su excepcionalidad. El arte mudéjar es la pervivencia del arte andalusí en las construcciones cristianas dando como resultado un estilo único que en Teruel alcanza su máxima expresión en la Catedral de Santa María de Mediavilla, la Iglesia de San Pedro y las bellas torres de San Martín y de El Salvador.

La ciudad de Albarracín tiene un pasado andalusí de casi cuatro siglos en manos del linaje bereber Banu Razín. Albarracín es una visita imprescindible en Aragón por su legado andalusí y por otras muchas razones que hacen que sea, de forma merecida, uno de los pueblos más bonitos de España. Un rincón escondido entre montañas y atravesado por el río Guadalaviar fue el lugar escogido por el linaje bereber Banu Razín para fundar un enclave defensivo que con el tiempo llegó a convertirse en taifa independiente en el siglo XI. 

A pequeña escala es un excelente ejemplo de creación de una ciudad andalusí en torno a un castillo (hisn) bajo el cual se desarrolló su medina. Su origen es una plaza militar por lo que es imprescindible ascender hasta el Castillo Mayor y la Torre del Andador que desde lo alto vigilaba el acceso norte a la ciudad. Igualmente singular es su espacio urbano que evoca plenamente el legado andalusí en sencillos detalles de su arquitectura popular.