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Ibones de Aragón

Ibón es la palabra que utilizamos en Aragón para referirnos a los lagos pirenaicos de origen glaciar, absolutamente singulares y escasos en la en la Península Ibérica
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Ibones para familias, ibones helados, ibones con historias… Escoge uno y luego otro, tienes para todos los gustos. A algunos de ellos podrás acceder fácilmente en coche, en tren turístico o tomando algún remonte. A la mayoría llegarás caminando por sendas señalizadas mientras atraviesas espectaculares paisajes.

Jorge Fuembuena Jorge Fuembuena Jorge Fuembuena

¿Te atreves a ibonear?

Todos los ibones se encuentran en lugares de especial belleza, rodeados de idílicos pastizales, ensoñadores bosques o soberbios picos.

Como lagos de alta montaña que son, gozan de un gran valor paisajístico. Algunos son muy accesibles y otros están en escarpados parajes. Bosques, prados y rocas envuelven sus láminas de agua como preciadas joyas.

Ibones para todos

Hay unos pocos ibones a los que se puede acceder directamente en coche, como el de Baños (en el balneario de Panticosa) y el represado de Llauset (en el municipio de Montanuy). 

A otros se puede llegar con el tren turístico de Tramacastilla de Tena (localidad perteneciente al municipio de Sallent de Gállego), como es el caso del de Tramacastilla o las Paúles, o tomando algún remonte de pistas de esquí, como el de Asnos (Panticosa) y el de Astún o Escalar (Jaca).

Todos pueden ibonear

Acceso directo en coche o mediante infraestructuras deportivas y turísticas

Ibones para familias

Para el público familiar, hay un atractivo grupo de ibones que hará las delicias de niños y niñas.

Son excursiones que no exceden la hora u hora y media de aproximación, sin contar paradas; cuyo desnivel positivo no supera los 250 m; y que, en conjunto, permiten disfrutar a niños y niñas mayores de 5-6 años, aunque supongan un cierto esfuerzo.

Los ibones de Espelunciecha, Sabocos y Piedrafita están en el valle de Tena. El primero, próximo a la estación de esquí de Formigal (Sallent de Gállego), ofrece buenas vistas de los tresmiles de la zona. En verano, el telesilla de las pistas de esquí de Panticosa permite una buena aproximación al segundo de ellos, situado en una magnífica hondonada. El tercero está muy cerca del Parque Faunístico de Lacuniacha y de la localidad que le da nombre, Piedrafita de Jaca (Biescas), a los pies de la sierra de Partacua. Hasta este ibón también acerca el tren turístico de Tramacastilla de Tena.

En el valle de Benasque, los ibones de Billamuerta nos hará disfrutar de una impresionante panorámica de la cara norte de la mayor cima de los Pirineos, la Tuca d’Aneto (3 404 m), con su glaciar. Su aproximación se realiza cómodamente desde el aparcamiento de La Besurta, al final de los llanos del Hospital.

Una de las joyas de los ibones aragoneses es la Basa de la Mora o ibón de Plan, perteneciente a esta localidad del valle de Chistau. Instalado en un idílico circo, se puede llegar fácilmente tomando la pista que desde Saravillo llega al refugio de Lavasar. Luego, solo queda una breve caminata.

Ibonéate un rato con chicos y chacos

Para familias con niños y niñas a partir de los 5-6 años

Ibones para familias montañeras

Hay otro grupo de ibones que también puede hacer las delicias de las familias, pero de familias un poco más montañeras, que estén habituadas a caminar por la montaña, pues requieren algo más de esfuerzo.

Se llega a ellos por camino o senda bien trazada y/o señalizada, debiendo superar un desnivel positivo de unos 700 m como máximo. En cuanto al horario total, los recorridos oscilan entre las 2 y las 4 horas y media.

La mayoría de estos ibones son muy frecuentados en verano. El de Acherito (Ansó) es el más occidental de los ibones aragoneses, accediendo a él desde el precioso valle de Echo.

En el valle de Tena, los de Anayet (Sallent de Gállego) son unos de los más fotogénicos del Pirineo, envueltos en turberas, bajo el pico Anayet y con vistas al francés Pic Midi d’Ossau. En el mismo sector de Tena y en municipio de Panticosa, están los ibones de Bachimaña, punto de paso obligado en el sendero GR 11, y los de Ordicuso, menos frecuentados. Para ambos hemos de acceder primero al balneario de Panticosa.

Otro de los ibones de este grupo, aunque menos frecuentado, es el de Sen (San Juan de Plan), en el valle de Chistau. Un precioso rincón del macizo del Cotiella es el que cobija al ibón de Armeña (Seira), bordeado de un bonito bosque de pino negro.

La mayor acumulación de propuestas para familias montañeras se localiza en el valle de Benasque. Magníficas todas ellas: los ibones de Escarpinosa, en un fascinante paisaje de pino negro, junto al valle de Estós y a los pies del macizo coronado por la Tuca de Posets o Lardana (3 369 m) –la segunda mayor cima de los Pirineos–; y ya envueltos en un mundo de roca, los de GorgutesRemuñéla Renclusa o PadernaColl de Toro e Ibonet de Corones, bordeando el macizo de las Maladetas, bajo la Tuca d’Aneto (3 404 m), el techo de los Pirineos. Y en la parte más oriental de este macizo, el Cap de Llauset (Montanuy), que da nombre al moderno refugio que se levanta a su vera.

2-4 h 30 de ida y vuelta, y hasta 700 m de desnivel positivo.

Ibón de Acherito

Con una extensión de 5,9 ha, el de Acherito es el único ibón en la cabecera del Aragón Subordán y…

Ibón de Anayet

Los ibones y turberas de Anayet quedan enmarcados por el pitón del pico Anayet (2

Ibón de Bachimaña bajo

El ibón Bachimaña bajo es el más bajo del conjunto de ibones que se encuentran en el Alto Caldarés

Ibones de Ordicuso

Desde el ibón de Baños, uno de los pocos ubicados a pie de coche y en un entorno humanizado desde…

Ibón del Sen

El ibón del Sen, al que se suma a su pie otro muy pequeño con el mismo nombre, ocupa 11…

Ibón de Armeña

El pequeño ibón de Armeña (1,2 ha) destaca por el pequeño bosque de pino negro que lo rodea, ya que…

Ibón de Escarpinosa

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Ibón de Gorgutes

Al pie de la línea de cumbres que marca la frontera con Francia se encuentran los ibones de Gorgutes y…

Ibones de Remuñé

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Ibón de Coll de Toro

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Ibonet de Corones

El ibonet de Corones se trata de un pequeño ibón, casi colmatado; junto a él se encuentra la cabaña de…

Ibón de Cap de Llauset

Esta zona es un excelente ejemplo de "rosario" de ibones, en donde se suceden las lagunas de origen glaciar, separadas…

Ibones de colores

Sí, hay ibones de colores.

Están los ibones Azules (Panticosa), preciosos, rodeados de prados alpinos, en el valle de Tena.

Y en el valle y el municipio de Benasque, están el ibón Royo, al lado del pico Royo de la Paúl; los de Alba, a los pies del pico del mismo nombre; y el Blanco de Literola, cuyas aguas deben su color lechoso o grisáceo a su principal componente: roca pulverizada por la erosión glaciar, conocida como “harina de roca”.

También está el estany Negre (Montanuy), de aguas oscuras y profundas, en la zona más oriental del Pirineo aragonés.

Una paleta de ibones a tu alcance

El esfuerzo que requiere visitar estos ibones es variable, por lo que debes informarte bien antes.

Ibones con historia

Todos los ibones tienen su historia, una historia geológica muy, muy larga. Pero también tienen otras historias más cercanas en el tiempo, vinculadas a nosotros, los humanos.

La historia del ibón de Ip (Canfranc), en el valle del Aragón, está ligada a su aprovechamiento hidroeléctrico. En su día fue la central de mayor salto de Europa y, para subir materiales y operarios durante la construcción de la presa, en torno a 1960, se construyó un carretón que alcanzó los 1 000 m de desnivel.

Cerca del de Bucuesa (Sabiñánigo), en la sierra de la Partacua, se estrelló un avión militar francés en 1940, mientras se dirigía al norte de África, en plena Segunda Guerra Mundial. Al parecer, llevaba gran cantidad de dinero y diversos documentos.

El de Bernatuara (Torla), en el Parque Nacional de Ordesa y Monte perdido, es el lugar escogido desde el siglo XIV para renovar un tratado de uso de pastos transfronterizo entre los ganaderos aragoneses de Broto y los occitanos de Barèges.

El idílico de ibón de Plan o Basa de la Mora es el que tiene la historia más fantástica. Cada noche de San Juan, emerge sobre las aguas del ibón la figura de una mora que comienza a bailar al mismo tiempo que se mueven serpientes enroscadas por su cuerpo, adornado con brillantes joyas. Se supone que es el espíritu de una mujer musulmana que se perdió en estas montañas huyendo de las violentas luchas entre moros y cristianos, y su espectro quedó preso en este ibón, pero solo las personas buenas de corazón la pueden ver.

Mitos y leyendas envuelven muchos rincones del Pirineo. En Benasque, los ibones de Cregüeña –el más grande no represado de los ibones aragoneses– y Coronas –en la cara sur del macizo de las Maladetas– tal vez fuesen testigos de la conversión del cruel gigante Netú en la Tuca d’Aneto, después de que negase agua a un peregrino procedente de Benasque y de que este le desease que todo él se convirtiese en piedra, como su duro corazón. También hay quien dice que el nombre de Maladetas significa “montes malditos”, porque así maldijo un mendigo a unos pastores que le negaron cobijo durante una tormenta de nieve, quedando convertidos, ellos y sus rebaños, en piedras. Al parecer, el mismísimo Dios era quien se escondía bajo la apariencia de peregrino o mendigo.

Otros solo atestiguan al paso de pastores desde hace mucho tiempo, como los de La Larri (Bielsa), un topónimo que parece derivar del vasco larre: pastizal.

Infórmate de todos los datos acerca de cada ibón, tanto de su historia como del esfuerzo y la preparación que requiere su visita.

Ibones desde un refugio de montaña

Una red de refugios.

Los ibones son lagos de montaña y, aunque hay algunos de fácil acceso, otros muchos requieren experiencia en alta montaña, lo que significa estar preparado física y técnicamente. Para facilitar la visita a muchos de estos lagos, podemos contar con la red aragonesa de refugios de montaña, que hacen del Pirineo un lugar mucho más seguro.

Al precioso ibón de Estanés (Ansó), uno de los más occidentales del Pirineo aragonés, se puede acceder desde el refugio de Lizara por el fascinante valle de los Sarrios. En la zona del valle de Tena, pertenecientes a Panticosa, están los de Brazatos, accesibles desde el refugio Casa de Piedra –situado junto al balneario de Panticosa–, y Pecicos, a los que se llega desde el refugio Ibones de Bachimaña. También en el valle de Tena está el de Llena Cantal (Sallent de Gállego), para el que se usa como base el refugio de Respomuso. Todos ellos, en un soberbio paisaje de picos que rayan o superan los 3 000 m de altitud.

Desde el emblemático refugio de Góriz, se parte en busca del ibón Chelau de Monte Perdido (Fanlo), a los pies de la tercera cima de la cordillera. Y con magníficas vistas al glaciar de la Punta de Treserols o Monte Perdido está el de Marboré (Bielsa), al que se accede desde el refugio de Pineta. Ambos se localizan dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

En el valle de Chistau, el refugio de Viadós da soporte para ir a conocer los ibones de Millares (San Juan de Plan), a los pies de la cara occidental del macizo del Lardana o Posets. En la cara oriental de este gran pico, la segunda mayor cima de los Pirineos, aguarda el ibón de Llardaneta (Sahún), al que se llega desde el refugio Ángel Orús. Y algo más al norte, el refugio de Estós permite una gran excursión hasta el ibón de Chíes o Gías (Benasque), en el macizo del Perdiguero.

Finalmente, en el macizo de las Maladetas aguardan el ibón de Barrancs (Benasque), de una singular forma triangular, al que se llega desde el refugio de La Renclusa; y el estany Cap de la Vall (Montanuy), uno de los más orientales del Pirineo aragonés, al que ir desde el refugio Cap de Llauset.

Son ibones de alta montaña, por lo que hay que tener experiencia en este medio y también capacidad física y técnica para moverse por él.

Ibones chelaus

Algunos ibones, en la más alta montaña, permanecen helados buena parte del año. Por eso precisamente se les llama, en aragonés, chelaus.

Uno es el Chelau de Monte Perdido (Fanlo), el que se encuentra a mayor altitud del Pirineo aragonés y que es un hito en la ascensión a la Punta de Treserols o Monte Perdido (3 348 m), en pleno Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Otro, el Chelau del Pico Moros o Balaitús (Sallent de Gállego), en la zona del valle de Tena, junto a otro emblemático tresmil de los Pirineos, en un mundo de roca, aristas y glaciares.

Y también está el Chelau de Coma Arnau (Montanuy), a los pies del pico Vallibierna, rodeado de bloques de granito, en un ambiente muy frío en invierno.

Pero hay otros más, como el Chelau de Llardana, el Chelau de Leners, el Chelau de Barbarisa y el Chelau de Arrablo o Añisclo.

Caliente, caliente… ibón Chelau

Estos ibones están situados en lugares de alta montaña y exigen preparación técnica y física en este medio. Planifica bien tu ruta informándote antes.

Ibones Top 10

Pero se puede hacer una lista de 10 ibones que no hay que perderse, independientemente del esfuerzo que requieran para su visita. Son lugares muy especiales.

  1. Estanés
  2. Acherito
  3. Anayet
  4. Azules
  5. Arrieles
  6. Bernatuara
  7. Marboré
  8. Plan
  9. Escarpinosa
  10. Batisielles

Empezando por el Pirineo aragonés más occidental, pertenecientes al municipio de Ansó, están los de Acherito y Estanés. El primero, recogido bajo unas impresionantes agujas de caliza, que contrastan con la horizontalidad y quietud de sus aguas. El segundo, bordeado de prados que, en verano, ocupan manadas de caballos pastando.

En el sector del valle de Tena encontramos varios de estos top 10. Los ibones de Anayet (Sallent de Gállego) ofrecen un espectáculo de turberas sobre las que se eleva el pico Anayet y, sobre todo, una preciosa estampa de pico francés Midi d’Ossau. Los ibones Azules (Panticosa) son otro plácido rincón de agua y tasca alpina, en este caso, ante la mole de los picos o pundas Garmo Blanco, Alta de Pondiellos y de la Nevera, los conocidos como Infiernos. Las láminas de agua verde-azulada de los de Arriel (Sallent de Gállego), espejeando entre agudos picos, resultan difíciles de olvidar, como el hermoso camino que lleva hasta ellos.

Para gustos… los ibones

En el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, está el de Bernatuara (Torla), en uno de esos lugares solitarios y tranquilos desde donde dejar volar la imaginación hacia… Francia; y el de Marboré (Bielsa), en una inmensa plana rodeada de picos, entre los que destaca la cara norte de la Punta Treserols o Monte Perdido, a la que se agarra su glaciar.

En un idílico rincón del macizo del Cotiella, entre crestas de roca, bosques y prados, el ibón de Plan o Basa de la Mora (Plan) nos sumerge de lleno en un mundo de cuento, de ensueño.

Algo parecido sucede con los de Escarpinosa y Batiselles, envueltos también en bosques de pino negro, que, junto a las montañas de esta parte del valle de Benasque, los convierten en unos de los lagos más bonitos del Pirineo.

Los ibones son como las perlas o los espejos de la montaña

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